miércoles, 21 de noviembre de 2012

Vida puaner ¿una vida disciplinadora? Merovich, Daniela A.





Tuve dos días maratónicos!!!! Pasa que estos últimos días me dediqué a hacer un parcial de didáctica. Una cosa rarísima. Había dos puntos: uno era normal, teórico, nada del otro mundo pero en el otro punto, había que inventar una ficción que contuviese ideas de algún autor visto en clase. Sí, leyeron bien: una  f i c c i ó n. Claramente cuando empecé a hacer el parcial, agarré el primer punto, y con café, facturas, todo tranca, salió nomás. Me quedaba el segundo punto y todavía me quedaba un día para hacerlo. Primero, volví a revisar toooooda la bibliografía por enésima vez y después por décima segunda vez y por décima tercera vez. Decidí irme a dormir para ver si unas breves horas de sueño me inspiraban a escribir pero cuando me levanté, mi situación no fue mucho mejor. Estuve literalmente una hora y media sentada en frente del monitor sin escribir, revisando textos, a ver si encontraba algo que me sirviera! pero nada, no había caso. Volví a mirar la consigna: el texto podía tener la forma de un diálogo platónico, un guion de historieta, un cielito de gauchesca, o una escena teatral. Como no tengo idea de cómo hacer un guion de historieta y no estoy segura de qué es un cielito, claramente agarré el diálogo platónico. Necesitaba un personaje: Maite Alvarado, leí muchas veces sus textos. Y así, sin estar citando ni nada, empecé mi diálogo entre una joven Maite que discutía años atrás con su profesor de secundario a cerca del cuento policial. Y claro el problema estuvo en que siempre había estado encarando la situación desde un lugar equivocado. Pasa que vengo tan acostumbrada a esto de las monografías académicas, que de repente, cuando cambian el esquema, despegarse del modelo es un drama. Igual, cuando logré empezar a escribir, la actividad no fue en sí misma difícil, de hecho hasta fue divertida, porque empecé a imaginarme un mínimo diálogo en el que logré sistematizar las ideas de Alvarado sin hacer un típico resumen donde sigo el ordenamiento del texto de la autora, hay citas y parafraseo con otras palabras. En este sentido, me parece que lo más difícil no fue hacer la actividad sino despegarme de mis modelos ya tan arraigados y de mi forma de encarar un parcial domiciliario. Es bastante loco, porque a su vez, me acuerdo que cuando empecé la facu, y tuve que hacer mi primer tp de teoría, me costó bocha hacer ese tipo de trabajo, es decir, me costó muchísimo encontrar ese nuevo tipo de escritura que a su vez, hoy por hoy, no me resulta complicado sino que de hecho me siento cómoda. Por eso, después de cuatro años de mi vida puaner, haciendo miles de monografías de lingüística, no sé si a su vez, llegué a otro punto extremo en el que si me piden que escriba un diálogo me siento completamente desencajada.

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