Cuando me encontré
con el parcial y sus consignas me encontré con ideas encontradas porque me
descolocaba un poco que no me pidieran lo típico de un parcial. La actividad de
ficción llegó a parecerme tonta o fácil. Me costaba elegir y después de
pensarlo un tiempo me decidí por la historieta porque me gusta dibujar y me di
cuenta hace cuánto no lo hacía. Me hizo acordar a mis comienzos en esta carrera
en que yo sola sin que nadie lo pidiera dibujaba caricaturas de Saussure, Bajtín, Benjamín en los márgenes y
en los globitos de diálogo ponía frases que me parecían significativas en la
lectura, a veces ponía a dos teóricos despotricando y defendiendo su posición
ideológica. Era divertido pero con el tiempo dejé de hacerlo, creo que porque
empecé a trabajar y me pareció una pérdida de tiempo ponerme a dibujar en los
márgenes. De todos los contenidos que vimos en el primer cuatrimestre lo que más
me gustó fue lo relacionado a los talleres de lectura y escritura, los
libros-albúm, las consignas disparatadas de la Oulipo que venían influenciadas
por esos locos tan queribles, sátrapas
y patafísicos, que ya me habían
cautivado en algún momento de la carrera. Me di cuenta cómo todos esas artes
poéticas y teorizaciones vanguardistas, estaban hoy a la vanguardia en la labor
docente y que era posible encausar todas sus propuestas para difundir y
pluralizar la experiencia literaria, estética, y la creación artística en esas
personas que asisten día tras día a clases, esas personas que fueron ellos mis
alumnos, y que soy yo también. Finalmente cuando puse manos a la obra me di
cuenta que hacer la historieta como yo quería hacerla, porque a esa altura de recuerdos
yo ya estaba emocionada y se me ocurrían muchas ideas, me iba a llevar mucho
tiempo. Como en ese momento no lo tenía terminé adaptando todo lo que había
escrito para la historieta en una obra de teatro, y me contenté con dibujar una
oveja negra con capa y antifaz al final la obra. Resolver esta consigna de
parcial fue divertido, cosa que creo que no me había pasado antes. Renovó mi fe
en que para escribir ficción no es necesario ser una persona de características
sobrenaturales y creatividad innata sino
que la creatividad viene de la mano de buenos estímulos, de una valla y de un
trampolín.
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