martes, 20 de noviembre de 2012

Gracias Gianni. Guido Olarte



 
“En esta carrera no se forman escritores, se forman lectores” sentenció uno de los más laureados catedráticos de nuestra casa de estudios, mientras cursaba mi primer cuatrimestre de carrera.  La frase me quedó resonando por muchos años en mi cabeza, y ahora vuelve con la apariencia de un cierre de ciclo.
Si me propongo pensar en las prácticas de escritura que me han propuesto mis docentes a lo largo de la carrera, sólo puedo contabilizar algunas pocas formas. Básicamente, me encontré frente al desafío de escribir monografías, o informes argumentativos que respondan a alguna pregunta o cuestión planteada por el docente.
Es lógico que los alumnos de Didáctica especial y Práctica de la Enseñanza en Letras, nos sorprendamos frente a la segunda consigna de nuestro parcial. Sin embargo, en retrospectiva, esta sorpresa venía siendo anunciada con las discusiones y actividades propuestas en clase. El concepto de la escritura creativa como factible de ser enseñado y evaluado ya venía dando vueltas.
Cuando llegó el momento de resolver mi consigna de escritura tomé mi primera decisión: si tenía que “hacer hablar” con mi escritura los textos teóricos de la cursada, ¿Qué mejor que hable Gianni Rodari? Frente a mi desafío de escritura opté por pedirle auxilio a alguien que sea un especialista en el tema. Los conceptos y sugerencias de su Gramática de la Fantasía se convirtieron así en el armazón teórico de mi texto de ficción.
Habiendo resuelto la cuestión teórica de la consigna, sólo restó respetar el género que había elegido, que en mi caso fue el género teatral. Busqué representar mi propia escena de escritura, para darle pie al especialista a que se haga presente me “socorra”. 
Con esta experiencia de escritura pensé en la forma de apropiación del saber que supone la puesta en práctica de la escritura. Para poder poner en el juego de la ficción lo dicho por Gianni Rodari, tuve que desautomatizar mi lectura, buscando en el texto aquellos elementos que pudieran servir para la ficción.
Por último, me gustaría destacar el carácter lúdico que tienen las consignas de escritura creativa. La ficción te da una libertad para la resolución de la consigna que termina convirtiéndose en un verdadero juego con el que divertirse, y todos podemos acordar que no hay mejor manera de aprender que divirtiéndose, algo que comprobé siendo alumno y docente.

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