jueves, 29 de noviembre de 2012

Escribir lo propio Josefina Salazar




Es mediodía. Tengo que hacer un parcial para la materia Didáctica Especial. Resuenan en mi cabeza las preguntas, los miedos habituales antes de realizar este tipo de escritos: “¿habré comprado toda la bibliografía? ¿Me faltará subrayar algo? ¿Qué autor podré tomar de referencia?”. Me pregunto y leo la consigna.
Se pide escribir un fragmento de un diálogo a la manera de Platón, un cielito de la tradición de la literatura gauchesca, una escena de una obra de teatro o un guión de historieta en el que se discuta alguna idea relevante sobre la práctica de la enseñanza de la lengua y la literatura. Me asombro. Mis preguntas cambian.
No sólo pienso en la relación entre la consigna y los textos que vimos durante la cursada, las discusiones que se generaron en las clases teóricas y las actividades que nos propusieron en los prácticos; sino que la reflexión es más amplia: los estudiantes de Letras no escribimos ficción dentro del contexto de clase. De ahí mi sorpresa. ¿Cómo en un parcial domiciliario voy a tener que escribir un cielito?
Se trata, quizás, de una consigna irrespetuosa porque interrumpe mi método de trabajo habitual, porque rompe con lo que espero encontrar en un parcial domiciliario. Desde que comencé la carrera, diferentes materias han hecho hincapié en la escritura como reproductor de una serie de teorías, cruces o tensiones entre autores, discusiones literarias y análisis de discursos de otros. De otros, por otros. Mi escritura, en general, se concentraba en exponer una serie de conocimientos a partir de textos escritos por otros. Ya no.
Pretendo escribir un cielito recordando que el acto de escribir se corresponde con el de leer. Me dispongo, entonces, a inventar y apropiarme del escrito no ya como simple lectora o crítica del texto de otro, sino como autora del propio. No estaré atrapada en teorías ajenas, no seré ave de presa exponiendo ideas que no son mías.
Escribo.

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