(Ponerme a
reflexionar sobre mi propia escritura de ficción creo que colaborará a luego
proponerles a mis futuros alumnos esta misma tarea). ¿Qué pensé cuando escribía la escena teatral? Tenía
muchas ganas de escribirla, sobre todo porque hace mucho tiempo que no escribía
ficción. La escritura de monografías y parciales parece ocupar todo mi tiempo.
Y en efecto, lo hace. Sentarse ante la página en blanco y tener que escribir
algo por algún motivo es en todos bastante desesperante. Pero también es un
momento que hay que tener para ordenar las ideas. Siempre hay alguna idea que
uno tiene de cualquier otro lado y que la retoma. Bueno, este me pasó a mí al
escribir esta escena de la obra. Tenía una historia que mi mamá me había
contado sobre las maestras en su escuela y un taller literario que se había
propuesto ahí mismo. Después lo que siguió es otra cosa. Es cierto que el estar
acostumbrado e ir puliendo un solo género, el académico, hace un poco que se
atrofien los dedos para otras escrituras. De principio a fin, ahora que releo
la escena, está llena de latiguillos del discurso académico. Escribir es hoy
para mí escribir en y para la academia. ¿Cómo voy a proponer escribir ficción a
mis alumnos? Bueno, en el mismo colegio en donde realicé las prácticas, hice en
el cuatrimestre pasado, las observaciones. Después de eso, la profesora me
invitó a una ronda de narradores en la escuela con una invitada especial.
Escribí un cuento corto para esa ocasión y lo leí para los chicos de primer
año. ¡Fue increíble! Volver a escribir ficción en estos dos momentos, el cuento
después de las observaciones y la escena teatral después de las prácticas, creo
que fue volver a escribir. Sentarse a escribir dos veces por año ficción es
demasiado poco.
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