miércoles, 21 de noviembre de 2012

Se levanta el telón y … Amanda Zannoni




 La consigna de pedirnos escribir una entrada de blog, un texto personal, con nuestra voz como protagonista es un desafio enorme. Es un desafio porque es algo que no acostumbramos a hacer en la facultad. La facultad nos “entrena” para escribir textos académicos, parciales, monografías, ponencias,etc, pero nunca ficción. Nuestra propia voz raramente se ve reflejada en el papel. Por eso el desafio.
 
 Este desafio lo relaciono con la práctica misma y la escritura de los registros, que también tuvieron una impronta narrativa y donde nuestra voz tenía que hacerse presente. De alguna manera siento que esta entrada de blog es una suerte de cierre o puntapié inicial(por qué,no?) de todo el trabajo que venimos haciendo durante la cursada.
  Ahora que lo pienso, evidentemente no fue casualidad que eligiera hacer un diálogo teatral para el parcial. Elegí la consigna un poco instintivamente y a medida que iba escribiendo iba descubriendo el placer de la escritura(más allá de los resultados finales). Me cautivó la posibilidad de transformar a los autores  en personajes de ficción, fue una manera de acercarme a ellos, de hacerlos dialogar entre sí y de poder dialogar con ellos. Estos autores-personajes funcionaron como disparadores para crear mi propia ficción a través de la cual yo podría cuestionarlos, preguntarles, crear con ellos. 
 Del mismo modo que mis alumnos se fueron “metiendo” con la obra La Nona.Se metieron literalmente en la obra, pusieron la voz y el cuerpo,se apropiaron del texto, de la misma forma que yo me metí a dialogar con los autores-personajes de mi diálogo ficcional. Algo similar sucedió con la escritura de los registros, al principio había resistencia, pero luego algo se abrió, algo cedió y pude entrar, como Alicia cuando adquiere el tamaño correcto para pasar por la puerta. Entonces pude ingresar al maravilloso mundo de la ficción. Al mundo de escribir, de narrar mi experiencia como practicante, mi experiencia de constructora de una puesta en escena de una ficción, que si bien se basaba en una obra concreta, fue el puntapié inicial para que los chicos, al igual que yo, fueramos buscando nuestras voces. Experimentando y buscando. Creo que este es solo el comienzo de una buena historia que aún no ha sido escrita.

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