martes, 20 de noviembre de 2012

entrada de blog- Daniela Ottolenghi



Entrada de blog: La anteojuda  10/8/12                                                                    
¡Hola bloggeros! hoy es un día raro, no sé si es la lluvia, el frío o qué, pero estoy con pocas cosas para contarles. No me siento muy inspirada, pero me acordé de que podía contarles sobre una experiencia facultativa, que involucra a la escritura y la imaginación, justo lo que me falta hoy. Resulta que en didáctica especial, una materia anual,  nos dieron una consigna de parcial que me pareció bizarra. Nos proponían escribir o una historieta, o una escena teatral, un diálogo platónico o un cielito, pero sí o sí debía contener cuestiones vistas en distintos textos. ¡¿Por qué tener que ponerme a escribir algo yo en didáctica?! No entendía el motivo, el objetivo, nada. Sólo me pareció que no tenía ganas de hacerlo. Pero…
Miré bien las opciones que tenía: escena de teatro, cielito patriótico, historieta, mmm algo tenía que poder escribir :S
Me acordé de literatura argentina 1 y los cielitos patrióticos de los gauchos. Me acordé de que me habían gustado, de que tenían rima, que reivindicaban cuestiones, que también eran una queja a cierto orden de cosas, con un mensaje que apuntaba a modificar la situación del momento. Así lo asocié con la docencia, con todos los textos que me había leído con las distintas cosas que proponían uno y otro. Entonces pensé: “esto es mejor que la primera consigna, al menos” jaja. Y sí… me divertía más poner en práctica el desafío de tratar de volcar lo que había estudiado en una forma particular. Era una alumna resolviendo una consigna de escritura que bien podría usar para mis futuros alumnos, con algunos cambios, obvio. Así que mientras la hice me divertí, che J, me gustó, es más, mandé el cielito a dos amigas muy eruditas a ver qué opinaban. Por suerte a las dos les gustó. Me sentí más segura. Necesito consultar lo que escribo, lo necesito. No termino de confiar en mi propio juicio. Ahora escribo esto y pienso que seguro es un embole, que lo que había pensado transmitir no estoy pudiendo hacerlo. En fin, supongo que como alumnos nos pasa eso: sentimos miedo e inseguridad ante la hoja en blanco, ante la posibilidad de tener que desarrollar algo y no saber cómo hacerlo, ¿¿no les pasa?? Eso es que necesitamos de la mirada del otro, de la ayuda, de la sugerencia, la corrección, o ¡¡los comentarios!! (No se olviden de comentar abajo, plis).
Así que escribí nomás, hice un cielito de tres páginas y tratando de mantener el esquema de la rimas (ALGO QUE NO HACÍA HACE TIEMPO), y eso fue lo más entretenido, buscar que rimara, que sonara bien, ¡que fuera un cantito!
Esto es lo que yo sentí. Por lo menos la consigna era original, o pretendía serlo. ¿Cuántas veces nuestros alumnos odian lo que les damos para hacer y después tal vez, terminan valorándolo? Bueno, eso me pasó a mí. Fui alumna otra vez, y descubrí otra vez el terror de la página en blanco, de las ideas que no salen, del no saber cómo empezar, cómo seguir y cómo terminar.

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