Cuando en el parcial de didáctica especial me dieron a elegir entre un
diálogo platónico, un cielito de la gauchesca, una escena teatral o el guión
para comentar uno de los artículos de la bibliografía de la cursada, pensé que
era una tontería y me enojé pensando que nos hacen perder tiempo con juegos de
chicos en medio de fechas de parciales. Después, frente a la obligación de
hacerlo, me di cuenta que siempre los alumnos nos quejamos de tener que llenar
miles de páginas en monografías y que nunca hacemos otra cosa y una vez que nos
propone algo diferente hago más que bufear. Así que lo hice y me encontré con
que no eran tan fácil como parecía pero que fue bastante divertido pasar un
texto de Maite Alvarado a una obra de teatro. Primero porque me sirvió pensar
un artículo en un contexto más cercano a una discusión cotidiana y me di cuenta
de que el texto no distaba mucho de ciertos interrogantes que surgían con
compañeros míos. Después, porque al ser un artículo que presentaba diferentes
posturas, el releerlo y parafrasearlo me sirvió para comprender más el debate
interno del texto. Me sirvió bastante escribir sobre un texto dejando de usar,
por primera vez que entro Puán, las muletillas propias de las monografías y
parciales así como también hacer una escritura más dinámica y creativa. Y sobre
todo, si bien me dio vergüenza compartirlo con los demás, me acordé que no está
mal jugar con los textos, transformarlos, cambiarlos, ridiculizarlos un poco,
cambiarles el género y, sobre todo, relajar nuestra actitud frente a ellos y
conectar desde una instancia más lúdica que en la rigidez de la facultad se va
perdiendo.
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