jueves, 22 de noviembre de 2012

CIELITO DE LA DIDÁCTICA . Ronchetti, Juan Sebastián




La segunda consigna del parcial de Didáctica Especial y Práctica de la Enseñanza en Letras proponía la escritura de un texto de ficción que articulara en su contenido la bibliografía teórica y las características propias del género elegido. Podía tratarse de un diálogo platónico, un cielito gauchesco, una escena teatral o un guión de historieta. No me costó ningún trabajo decidir qué género encarar, el cielito me pareció inmediatamente el escenario más adecuado para plantear temas de educación y de didáctica de la literatura, me imaginé a los hablantes sentados alrededor de un fogón, con el mate, discutiendo conceptos apropiadamente versificados y rimados. ¿Qué otra cosa hubieran hecho “estudiantes de Puan” o “profesores y pensadores dignos de Puan” en el siglo XIX?
Estoy acostumbrado a escribir ficción, quiero decir que escribo cuentos, que me encanta escribir ficción y siempre consideré una falencia inexplicable e imperdonable de la carrera de letras la ausencia de materias relacionadas con la escritura ficcional. Hace muchos años, en 1993 o 1994, cuando estudiaba Ciencias de la Comunicación, tuve la suerte de cursar Taller de Expresión I con Gloria Pampillo, una materia maravillosa, que por suerte era anual y obligatoria, así tanto como imprescindible. Aquel taller modificó absolutamente mi manera de relacionarme con la escritura y siempre lo consideré fundamental en mi formación. Antes de este profesorado, trabajé en docencia y siempre volvía irremediablemente a esos apuntes ya amarillos. Tuvieron que pasar dos carreras de grado, dos Didácticas y casi veinte años, para que, como alumno, volviera a toparme con una consigna que relacionara la escritura creativa con la teoría que estudiamos. Me divertí mucho escribiendo el cielito, hubo que leer mucho, hubo que poder articular las ideas teóricas, tratando en lo posible de respetar una métrica, buscándole una rima, una cadencia, un tono. Nada de eso es posible hacer sin mucha lectura, ya que hay que entender con claridad los conceptos y poder sintetizarlos en pocos versos. Creo que algo de eso logré, me sentí muy orgulloso de mi Cielito de la didáctica, que se yo, por lo menos a mí me gusta. Qué saberes se ponen en juego: todos. Lectura, comprensión, poder de síntesis, creatividad. Mucho más que en algunas monografías que he hecho, que no son más que una asombrosa destreza para copiar y pegar.  

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