Al volver sobre el texto que escribí para
el parcial me doy cuenta de algo que tiene que ver con el juego. Yo había
elegido escribir un cielito a la manera gauchesca y me divertí mucho
haciéndolo. Fue un desafío, porque no sabía muy bien al principio cómo
introducir las voces teóricas dentro del poema gauchesco. Y para ello fue
necesario ir y volver sobre la bibliografía pero desde otra mirada: buscaba los
núcleos que podían ser dichos por voces rimadas. Entonces leí de otro modo, ya
no leía un texto más sino que mi mirada era otra.
Escribir el cielito fue una experiencia
lúdica, al recibir el parcial lo releí y me reí –fue la primera reacción- pero después me
di cuenta que se podía reflexionar de otra manera.
¿Por qué siempre monografías y ensayos
como géneros privativos de lo académico? Ahora que vuelvo al cielito gauchesco
que escribí me veo pensando y cuestionando los géneros. Me pareció muy
interesante la propuesta de resolver un parcial de ese modo, y creo que sin
darnos cuenta nos encontramos reflexionando sobre los géneros literarios pero
cruzados ahora con la consigna de resolver un parcial en el marco de una
cátedra.
Ya el gesto mismo de plantear una consigna
así supone desplazar el punto de vista, y eso es algo que me interesa bastante.
Entonces nos vemos pensando las cosas desde otro lugar.
Pienso también en mi rol de estudiante de
la carrera de letras y es la primera vez que me encuentro con una actividad
así, dinámica y divertida. Pienso también en los modos de evaluar que se
encuentran históricamente legitimados, tal vez lo que hay que hacer como
estudiantes es cuestionar más esos modos que son recibidos y dados, y pensar
que se puede aprender de diversas formas.
Siempre resolvemos consignas pero nunca
escribimos cuentos, poemas, teatro, que es justamente lo que –como estudiantes
de letras- nos apasiona, y es por lo que estamos ahí.
Me llevo entonces un nuevo modo de
relacionarme con Letras, que es el mejor modo de terminar la carrera.
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