martes, 20 de noviembre de 2012

Otra vuelta de tuerca. Cecilia Fara





Cuando nos dieron las consignas para el parcial de Didáctica Especial y Prácticas de su Enseñanza y la profesora nos mencionó la parte de la historieta, me puse contenta. Me encanta dibujar y me gustó la idea. Luego, cuando fue momento de sentarme a hacerlo, me di cuenta de que era más complicado de lo que esperaba. No había que hacer simplemente una historieta, había que hacerla con la bibliografía teórica. Y eso dibujado era bastanet complicado. Si bien los otros géneros (el diálogo platónico, el cielito de la gauchesca, la escena teatral) me parecían más “ejecutables” con esa consigna, me seguía entusiasmando más el tema del dibujo. Así que afronté el desafío y se me ocurrió hacer a un personaje “recorriendo” las ideas de los teóricos, acotando cada tanto, ilustrándolas –literalmente- con ejemplos cada tanto. Me pareció que era la mejor forma de continuar la línea de diálogos que se proponía en las otras representaciones posibles de la consigna. Encontrarle una cara a cada uno de los autores, personificar al presentador de ellos (a quien terminé dibujando como Gustavo Bombini, ya que fue uno de los profesores que nos intrudujo a esos autores), fueron más obstáculos que se fueron agregando a la tarea.
Ahora pienso que esa idea no fue solamente para darle un giro más entretenido a la consigna o para que las producciones fueran más divertidas de leer. El desafío de tener que combinar una escritura creativa con textos teóricos llevaba a la necesidad de confrontarlos de una manera que en una consigna más “formal”, típicamente académica, quizás hubiera sido imposible, o al menos mucho más difícil.
Este tipo de vueltas de tuerca no son engaños a los alumnos, como yo pensé en algunas ocasiones. Tuve la idea, alguna que otra vez, como alumna, de que esos giros que daban cada tanto los profesores eran una forma de entretenenos, de distraernos, de hacer el tema menos aburrido; pero que ese giro justamente llevaba al margen el aprendizaje y ponía en primer plano lo lúdico, y que no siempre era una buena idea hacer eso. Hoy se me ocurre que en una materia como para la que estamos preparándonos es incluso necesario dar ese giro, y no para hacer menos aburrido el día a día en el aula, sino para que desde distintos ángulos, desde distintas perspectivas, el abordaje de lo literario pueda estimular a los chicos a profundizar en una mirada reflexiva sobre el lenguaje, sobre lo estético, y sobre todos los vértices que alcanza la Lengua y la Literatura (o como se la quiera llamar).

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