Para el parcial de didáctica especial me pidieron
que escribiera una obra de teatro en la que los personajes podían ser autores
de textos académicos sobre la educación y la escuela que tenían que debatir
algunas problemáticas del saber.
Cuando leí los textos más o menos me fui imaginando de
qué manera podía aproximar los temas dentro de una conversación entre distintos
personajes, pero me costaba poder imaginarme cómo enganchar las características
propias del género de la obra literaria. Por ejemplo, en una primera escritura
que hice, los diálogos eran muy largos, casi monólogos, en los que ni siquiera
había didascalias o comentarios acerca de la escenografía o los gestos de los
personajes. Cuando lo terminé y lo leí, me di cuanta que lo académico y lo
ficcional no estaban equilibrados.
Manteniendo los temas y partes de los diálogos, me
puse a escribir una segunda versión. Esta vez hice que los diálogos fuesen más
cortos y agregué más personajes para que la interacción fuese más dinámica.
Cuando terminé de escribir intenté imaginar cómo se representaría esta obra en
un teatro y, con el producto de mi imaginación, escribí las didascalias, la
caracterización de los escenarios, algunos datos sobre el comportamiento de los
personajes, etc. Finalmente, cuando lo leí, me pareció que la actividad de
escritura respondía tanto al requisito ficcional como al académico.
Mi reflexión sobre la actividad de escritura se
relaciona con el hecho de que la escritura ficcional es una práctica que, como
todas las demás, debe ejercitarse. Desde que comencé la facultad, y antes
también, la escritura ficcional quedó relegada y la relacionaba más con el
placer que con algo utilitario, por lo que tampoco le daba demasiada
importancia. Llevar a cabo esta actividad en el parcial me demostró que no sólo
mi práctica con la escritura ficcional debía mejorar, ya que me costó muchísimo
más que hacer un artículo académico (en lo que sí tengo práctica), sino que
también la escritura ficcional me permitió tratar los temas de una forma más
amena, introduciendo conceptos y permitiéndome explayarme en ellos a través de
preguntas que eran, a la vez, las que me surgían a mí en las primeras lecturas.
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