Mientras
hacía el primer punto del parcial, que lo viví más como una molestia que otra
cosa, me llevaba adelante la idea de poder terminar rápido y poder empezar la segunda consigna. En cierto modo,
era casi un alivio tener una actividad así. El hecho de tener más libertad y de
hacer algo diferente, por un lado me tranquilizaba pero también lo tomaba como
un desafío. ¿Qué hacer? ¿Cómo ser original? Porque en el primer punto lo que
menos me importaba era la originalidad. Ahora era diferente. De hecho, en ninguna
materia se nos había pedido algo por el estilo.
En
cierto modo sentí que esto funcionaba como un acercamiento a la escuela,
claramente no era una “consigna de universidad”. Me parece que en definitiva
ese era el objetivo de la cátedra.
Acercarnos por todos los lados posibles. Y funcionó bien. Personalmente, creo
que estaba dejando un poco de lado la escritura en mis clases, centrándome
mucho más en la lectura. Y es que así como para resolver bien esta actividad de
escritura había que leer antes, me sucedió en las prácticas que la escritura
también vigorizaba el interés por la lectura, y viceversa.
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