jueves, 22 de noviembre de 2012

...Agustín Avila




Mientras hacía el primer punto del parcial, que lo viví más como una molestia que otra cosa, me llevaba adelante la idea de poder terminar rápido y poder  empezar la segunda consigna. En cierto modo, era casi un alivio tener una actividad así. El hecho de tener más libertad y de hacer algo diferente, por un lado me tranquilizaba pero también lo tomaba como un desafío. ¿Qué hacer? ¿Cómo ser original? Porque en el primer punto lo que menos me importaba era la originalidad. Ahora era diferente. De hecho, en ninguna materia se nos había pedido algo por el estilo.
En cierto modo sentí que esto funcionaba como un acercamiento a la escuela, claramente no era una “consigna de universidad”. Me parece que en definitiva ese era el objetivo de la  cátedra. Acercarnos por todos los lados posibles. Y funcionó bien. Personalmente, creo que estaba dejando un poco de lado la escritura en mis clases, centrándome mucho más en la lectura. Y es que así como para resolver bien esta actividad de escritura había que leer antes, me sucedió en las prácticas que la escritura también vigorizaba el interés por la lectura, y viceversa.

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