Mónica Bibbó en “La
literatura es de entrada una práctica” invita a repensar el lugar que ocupa la
escritura de la ficción en el momento de enseñar literatura ya que propone
entrar en la literatura a partir de la escritura de ficción, invirtiendo el
proceso didáctico en donde la escritura pasa a ser el paso previo a la lectura.
Se trata de una estrategia de superación de la articulación teoría y práctica
imaginando
a la enseñanza de la literatura sostenida en ejercicios conjuntos de lectura y
escritura. Esto tiene que ver con la idea de que, por ejemplo, el conocimiento
de un género o de un procedimiento narrativo se puede conformar a partir de “diversos
saber-hacer y no únicamente por la enseñanza de conceptos”. Entonces se puede
entrar a la literatura a través de la escritura de ficción pero además esto
puede funcionar como un ejercicio que permita no sólo el trabajo con un
procedimiento o un género literario determinado sino que puede abrir el camino
a la reflexión acerca de diversos problemas didácticos de la Lengua y la
Literatura a través del ámbito de la ficción. Así se pueden abordar diferentes
problemas de la Didáctica en torno a la disciplina fuera de la escritura
académica convencional (los típicos parciales, ensayos, monografías) rompiendo
además con los esquemas de evaluación más comunes. Y, si bien al principio
cuesta salir de los márgenes en los que uno está acostumbrado a pensar académicamente,
después resulta muy productivo reflexionar sobre la bibliografía y los
problemas relacionados a la materia desde un lugar más “informal” y creativo,
saliendo del nosotros académico y el acartonamiento que produce el género de
escritura académica. Entonces resulta un tipo de escritura que permite la
apropiación de los saberes desde un marco más lúdico y con otro punto de vista
porque los autores cobran vida y aquellos saberes teóricos en algún punto se
materializan y se ponen en juego con otros elementos que no suelen aparecer
dentro de la escritura académica como el humor, la ironía, el grotesco o la
parodia, también como un modo de reconciliar a la reflexión sobre la enseñanza
de la disciplina con el placer de la escritura, intentando teorizar desde la
ficción.
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