miércoles, 21 de noviembre de 2012

Repensar la teoría y la práctica desde la ficción . Estefanía Casini



          
Mónica Bibbó en “La literatura es de entrada una práctica” invita a repensar el lugar que ocupa la escritura de la ficción en el momento de enseñar literatura ya que propone entrar en la literatura a partir de la escritura de ficción, invirtiendo el proceso didáctico en donde la escritura pasa a ser el paso previo a la lectura. Se trata de una estrategia de superación de la articulación teoría y práctica imaginando a la enseñanza de la literatura sostenida en ejercicios conjuntos de lectura y escritura. Esto tiene que ver con la idea de que, por ejemplo, el conocimiento de un género o de un procedimiento narrativo se puede conformar a partir de “diversos saber-hacer y no únicamente por la enseñanza de conceptos”. Entonces se puede entrar a la literatura a través de la escritura de ficción pero además esto puede funcionar como un ejercicio que permita no sólo el trabajo con un procedimiento o un género literario determinado sino que puede abrir el camino a la reflexión acerca de diversos problemas didácticos de la Lengua y la Literatura a través del ámbito de la ficción. Así se pueden abordar diferentes problemas de la Didáctica en torno a la disciplina fuera de la escritura académica convencional (los típicos parciales, ensayos, monografías) rompiendo además con los esquemas de evaluación más comunes. Y, si bien al principio cuesta salir de los márgenes en los que uno está acostumbrado a pensar académicamente, después resulta muy productivo reflexionar sobre la bibliografía y los problemas relacionados a la materia desde un lugar más “informal” y creativo, saliendo del nosotros académico y el acartonamiento que produce el género de escritura académica. Entonces resulta un tipo de escritura que permite la apropiación de los saberes desde un marco más lúdico y con otro punto de vista porque los autores cobran vida y aquellos saberes teóricos en algún punto se materializan y se ponen en juego con otros elementos que no suelen aparecer dentro de la escritura académica como el humor, la ironía, el grotesco o la parodia, también como un modo de reconciliar a la reflexión sobre la enseñanza de la disciplina con el placer de la escritura, intentando teorizar desde la ficción.

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