Era
el final del cuatrimestre y el último teórico de didáctica especial había
llegado. La expectativa era grande, ya que fuera del ensayo todavía no habíamos
hecho ninguna actividad que compruebe nuestra atención a la bibliografía. Al
final de la clase dieron las consignas. La primera tenía cierta originalidad,
se demostraba que no iba a ser un parcial común. La idea de hacer una especie
de ensayo introduciendo 5 citas como notas a pie, era nuevo. Entonces solo
faltaba escuchar la segunda consigna. Si la primera era original, la segunda
era algo casi nunca vista por mí (pero era esperable).
Cuando
escuche las opciones lo primero que se me vino a la cabeza es qué es un cielito
gauchesco. Pero cuando al final se dijo guión de historieta, no pude dejar de
pensar en otra cosa. Historieta, conjunto de viñetas con palabras. Algo que
siempre me gusto y aplique en varios exámenes y finales de mi carrera. Al final
podía hacer una historieta para explicar un tema teórico. Lo que sabía que
puede hacerse, finalmente era comprobado. Además se noto en la cara de muchos
de los que me conocen que hacer una historieta es algo que elegiría.
Realizar
un guión de historieta o de teatro, como hacer un cielito o diálogo platónico
no tendría que ser un impedimento a la hora de poner en práctica los saberes y la
escritura académica. Todo lo contrario, estas nuevas experiencias nos permiten
llegar a lugares en donde hay literatura pero que dejábamos de lado al
considerarlas “lecturas de pasatiempo”.
Ya
había dicho que la consigna me pareció predecible porque en el seminario de la
profesora Fernández, como en las últimas clases estuvimos hablando de los
libros álbum y el criterio de usarlas como herramientas de enseñanza. El hecho
de que estos medios de lectura sean pocos habituales no quiere decir que sean
erróneos o sin valor. Después de todo nosotros los futuros docentes decimos y/o
escuchamos la frase “el nene no lee”, si cuestionamos esto, porque vamos a
cuestionar otras formas de lectura.
Por
lo tanto lo que aprendí en didáctica fue a no cuestionar métodos y opiniones.
Porque el estudio es largo, y al igual que en una historieta a medida que
pasamos las viñetas vamos viendo cosas distintas y nuevas. Entonces los saberes
que aprendimos están para quedarse y usarse en distintas situaciones, ya sea desde
el lugar que tenemos como alumno, o bien en las aulas cuando somos los
docentes.
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