a.
Esa pregunta retórica (cuya respuesta para mí era obvia:
no puede ser que me pidan esto) fue básicamente lo que se me cruzó por la
cabeza al enfrentarme con la consigna de parcial. Y es que, a decir verdad,
rompe un poco con las expectativas que uno tiene dentro del ámbito
universitario: los géneros evaluables son las monografías, ensayos…y paremos de
contar. El texto tiene que seguir ciertas pautas formales relativas al
vocabulario, la estructura y cuidadito con usar la primera persona…ahora me
encontraba con que debía no sólo salirme de esos esquemas sino también poner
algo mío, del orden de la creatividad, cruzándolo con cuestiones
bibliográficas. O sea que el desafío era doble: inventar una ficción que
estuviese buena, que siguiera ciertas pautas (yo elegí el diálogo platónico) y
a la vez dar cuenta de la lectura crítica de los textos. Con extrañeza, pero lo
hice.
Ahora que atravesé las prácticas pienso: en la última
prueba que les tomé a los chicos sobre poesía les pedí que escribieran un
pequeño caligrama. La situación era la siguiente: era un miércoles en las dos
últimas horas, hacía una sensación térmica de más o menos cuarenta grados
dentro de ese aula con techo de chapa (terrible pero cierto), y los pibes ni
chistaron. Y me hicieron caligramas buenísimos, muchos obviamente referidos al
calor. Ahora que lo reflexiono retrospectivamente me pareció lo más normal del
mundo tomarles algo así, y ¿por qué? porque justamente como habíamos estado
viendo poesía y vanguardias habíamos llegado a la conclusión de que no había
que tener “una inspiración divina” ni algún “don especial” para sentarse y
escribir lo que a uno le saliera, y claramente los chicos también lo vieron
así, lo que explica que hayan podido desarrollar las actividades de escritura
que yo proponía en el aula lo más bien. Conclusión: después de, como alumna,
haber atravesado tantos años en una universidad, de haber leído y re leído
distintos géneros, disquisiciones en torno a esos géneros y demás, no fui
capaz- a la hora de enfrentarme a una actividad
en donde se requería poner en práctica todo eso que uno se sabía de
memoria sobre la historia de cómo se van conceptualizando los géneros- de
encarnarlo sin prejuicio. Y como profesora, no dudé ni un minuto en tomarlo.
Algo habrá sumado el cambio de perspectiva, ¿no?
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