Los alumnos de letras leemos por obligación, para los parciales, para las monografías para los finales. Si tengo un rato libre no voy a levantar un apunte de Frugoni por más copado que sea o por más que me sirva de herramienta para el trabajo, si tengo un rato libre me leo otra cosa, un Bignozzi, un Lamborghini, y eso es esperable.
Si no fuera por el ensayo y el parcial de mitad de año no hubiera leído nada, absolutamente nada. ¿Me sirvieron las lecturas? Absolutamente. Más allá de las herramientas que me servían, ¿algunas fueron placenteras en sí mismas? Sí. Por qué no las leías, podrían preguntarme, porque si tengo un rato libre no leo apuntes del Cefyl, y eso, es esperable.
Si tengo que hacer un balance acerca de las lecturas y la apropiación diría: fue atolondrado. Me sirvió pero fue atolondrado. Creo que podría haber sido de otra manera. Si bien entiendo que la cátedra trata de poner en práctica su teoría de no repetir, y eso en un principio está bien, lo que está escrito léanlo muchachos para qué lo voy a parafrasear, hay que ser realistas: los que cursamos esta materia nos estamos por recibir o ya tenemos más de media carrera, y en los teóricos estamos acostumbrados a escuchar. Es difícil ir en contra de eso. Sin pensar en clases magistrales, creo que tirar el pase a aquel que se sabe va a colgar la pelota detrás del alambrado es, lo mismo que, por poner un ejemplo personal, pedirle a un pibe que escriba teniendo en cuenta mis correcciones cuando le hago hacer un relato por mes. A mí me sorprendió cuando tuve que leer la bibliografía, me sorprendieron varios textos, por lo bueno y por los debates que planteaban, incluso muchos de Bombini, y dije qué cagada, si hubiera leído esto antes, los teóricos hubieran sido más interesantes, además el tipo que escribió muchos de esos textos estaba ahí. De hecho, por el trabajo me mandaron al congreso de LIJ que organizó la editorial La bohemia en le Biblioteca Nacional este año, y como tenía las lecturas hechas, pude comprobar que corpus que vimos está en hora.
La bibliografía es muy útil, sobre todo para los que estamos dando clases y caímos en el aula sin ton ni son, con ganas, cierto instinto, pero evidentemente descubrimos la pólvora a cada rato. Si hubiera leído todo lo que leí en dos semanas, espaciado durante el primer cuatrimestre, creo que mis alumnos me lo hubieran agradecido. El desafío quizá es ver de qué manera, los estudiantes la incorporamos de una manera más gradual, y eso es algo que no se hace de un solo lado.
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