sábado, 4 de diciembre de 2010

La construcción de una voz –o sobre qué debe suceder antes de componer una voz Alejandra Chaher

Nos propusieron cambiar la lente crítica y teórica con la que estamos acostumbrados a trabajar, para desempolvar una postura que hacía mucho tiempo que por lo menos yo no asumía: la de escritora de ficción. Desprenderse de las vestiduras teóricas no me fue fácil. Reconozco que no cumplí con mis expectativas. El punto de contacto entre la bibliografía y la escritura de ficción me resultó ominoso –para no perder la costumbre y sentirme en mi salsa, este concepto tan teórico es justo lo que necesito para describir mi sensación- En aquel momento, cuando me tocaba insertar mi voz ficcional en un trabajo académico, el encuentro entre ambos mundos fue puro desconcierto. Podía citar autores, manejar los conceptos... pero a la hora de la fusión sentí el caos de no saber por dónde empezar, porque me sobrepasaban las dudas –lo confieso paladinamente-.

Mucho en este camino de la Didáctica me resultó nuevo: las consignas, las reflexiones. Durante todo el año, y hasta el mes de octubre aproximadamente, tenía demasiadas preguntas, y sólo hoy siento que puedo entender que eso es bueno, que la reflexión constante guía la práctica. Y que cuando uno logra internalizar los conceptos puede adoptar cualquier voz para ponerlos en juego, divertirse con ese juego.

Después de la experiencia en el Instituto Rocca, con la presencia continua de la docente guía, y tras haber incorporado a mi propia tarea docente las infinitas reflexiones que alcancé por medio de las propuestas bibliográficas, puedo escribir un texto de ficción para conjugar todo eso. El no obtener los resultados esperados no impidió la apropiación de conocimiento: pasa como con nuestros alumnos adolescentes, quienes dicen tantas veces no poder resolver las consignas porque siempre puede haber “algo más” dando vueltas –a veces la necesidad de un tiempo para que los conceptos decanten y se resignifiquen desde nuestra propia óptica-; en mi caso, lo que giraba y giraba en torno a la hoja en blanco eran tantas dudas, de todos los colores y tamaños. Una movilización interna inexplicable que hoy puedo resolver, después del camino recorrido a lo largo de la segunda parte del año, haciendo de cuenta que escribo un blog: la distancia entre lo que leía y lo que podía hacer en la práctica sentía que era abismal, pero sin embargo ahora creo que puedo transformar la incertidumbre en una gozosa reflexión.

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