Algunas experiencias requieren acercamientos específicos, creo que ese es el caso de la preparación para la práctica de un instituto de menores, en ese caso hay algunas lecturas que para mi práctica fueron fundamentales, además de la guía de nuestra tutora. El texto de Goffman que se titula Internados. Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales, fue indispensable antes de entrar a trabajar para tener en mente el concepto de “Institución Total”, donde se resalta la diferencia de poder y de rol entre el personal y los internos; asimismo la separación entre los internos y el mundo, y el tipo de caracterización que hace de la cárcel, resulta importante tenerla fresca antes de comenzar[1] y para pensarse en el rol de docente a asumir, ya que una de las cosas más complejas de comprender es por qué la institución y sus empleados boicotean muchas veces la educación de los chicos. Resulta indispensable tener en la mente el hecho de que se trate de una estructura que produce una muerte civil del sujeto en un ambiente que no garantiza su integridad física, violando los límites personales del sujeto a través de volver su intimidad pública. Violaciones, compañeros indeseables y promiscuidad extrema, son algunas de las normas que se viven en estos establecimientos, dejando fuertes marcas en los sujetos. Mucho de esto es para hacernos fuertes, pero también para tener a la mano la gran cantidad de variables que aparecen en estos contextos.
Para pensar la práctica (los guiones) en concreto fueron indispensables los aportes de los textos de la investigación realizada en institutos de minoridad de la prof. Mirta Gloria Fernández, a partir de su hincapié en la potencialidad de los textos poéticos para trabajar con los chicos recluidos fue que comenzamos el taller con una actividad de poesía que fue muy bien recibida por los chicos. El hecho de entender previo a las clases que el uso del lenguaje figurado (metáfora, oxímoron, hipérbole, metonimia e ironía) se da de todas formas sólo que en otro registro, entendiendo la importancia de recuperar sus voces y su forma de hablar en vez de imponerles el aprendizaje del registro estándar a la hora de expresarse literariamente resultó un dato importante a la hora de impulsarlos a la escritura de ficción. Como explican los textos de Fernández, a los chicos no les gustan mucho los textos que hablan de los niños pobres ni de los presos, pero muchas veces esto aparecía en sus textos, reivindicando quizás su necesidad de expresión, pero también construyéndose a ellos mismo como voces autorizadas para hablar de esos temas, recuperando y reconociendo esta subjetividad mutilada propia de este tipo de instituciones.
[1] “Un tercer tipo de institución total, organizado para proteger a la comunidad contra quienes constituyen intencionalmente un peligro para ella, no se propone como finalidad inmediata el bienestar de los reclusos: pertenecen a este tipo las cárceles , los presidios, los campos de trabajo y de concentración.”
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