jueves, 2 de diciembre de 2010

Bibliografía, ficción, bibliografía - Sol Pérez Corti

En una carrera donde se acostumbra a leer y a producir crítica, el espacio para la ficción queda reducido simplemente a la esfera de lo “privado no institucional”. Nos aclaran que en Letras no vamos a aprender a ser escritores y nos dicen que vivamos con eso. Leemos ficciones de otros, escribimos sobre ellas pero si escribimos, escribíamos o queremos escribir algún “texto no académico” la facultad nos deja bien claro que ese no es el lugar de mostrarlo, discutirlo, desmenuzarlo, presentarlo. Y así salen docentes de Escuela Media que diseñarán luego para sus alumnos y alumnas consignas de escritura, ejercicios para “a pro piar se de la li te ra tu ra”, luego de años de tener la propia escritura literaria aletargada frente a la demanda de la exactitud monográfica. ¿Son la escritura de crítica y la de ficción cosas tan distantes? No es casual que algunos de los profesores más queridos de la facultad sean críticos-docentes-escritores…

La idea de combinar bibliografía teórica y ficción no deja de ser una forma de pensar un acercamiento entre dos dimensiones que muchas veces, en esta facultad, se presentan cómo escindidas en el trabajo del escritor-artista-crítico. ¿Pero qué pasa con un narrador como Piglia? ¿Dónde empieza la teoría, dónde la ficción, dónde termina una y dónde la otra? Como dijo Jarkowski en la mesa de discusión del Congreso Internacional de Letras: “la crítica literaria no está tan separada de su objeto […] Tanto críticos como narradores leen para poder escribir”. Quizá los estudiantes también podemos acercarnos a estos elementos de una forma también diferente, para llevar adelante una apropiación otra del material crítico, de las elaboraciones teóricas y combinarlas con las posibilidades que permite la escritura por fuera de los géneros académicos…

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