Con el tìtulo “Gerundio esquivo” intento aludir a una de las pràcticas de enseñanza que tuve que desarrollar en el Normal 1, sito en Còrdoba y Ayacucho. Recuerdo que cuando tuve que armar el guiòn de clase para la mencionada pràctica, me costò mucho trabajo desprenderme de mis concepciones acerca de la enseñanza de la lengua y la literatura. No se me ocurrìan ideas que dejaran a un lado las nociones bàsicas de la sintaxis y la semàntica firmemente arraigadas en mi cerebro. Por màs que lo intentaba siempre caìa en lo mismo: decir que el gerundio cumplìa funciones de adverbio y, por lo tanto, funcionaba como circunstancial. Tras buscar ideas inùtilmente en El nuevo escrituròn y manuales de escuela media, comencè a rastrear textos por internet que abusaran del gerundio. Una compañera de trabajo, que me ayudò en la bùsqueda, encontrò una canciòn denominada Gerundio que decidì utilizar. Por mi parte, al no hallar nada factible de ser usado en la pràctica, optè por transformar una noticia periodìstica, que tenìa a mano, conjugando todos los verbos en gerundio. De màs està decir que el texto quedò desagradable para la vista. Con esto busquè que las alumnas pudieran percibir los efectos negativos asociados con el mal uso del gerundio. Ademàs, para completar mi guiòn de clase, armè un texto corto de ficciòn donde habìa proliferaciòn de gerundios. Finalmente, dì mi clase utilizando la canciòn, el texto transformado y el relato de mi autorìa. Me costò mucho esfuerzo no impartir una clase meramente expositiva. Sè que tengo que desprenderme del modelo de enseñanza antiguo, si pretendo que mis clases sean exitosas. A pesar de todo, y pese a que me hubiese gustado tener mayor cantidad de pràcticas, creo que el resultado fue satisfactorio: pude vencer las barreras de la timidez y estar parada frente a un auditorio.
A partir de la experiencia narrada, comencè a reflexionar acerca de lo dificil que resulta desprenderse de las concepciones arraigadas en torno a la enseñanza de la lengua y la literatura. Sè que ve me va a costar adoptar una forma de transmisiòn de conocimientos que trascienda el rol expositivo del docente, pero lo tengo que intentar. Tambièn sè que debo dejar a un lado el modelo de enseñanza impartido por mi antiguos profesores de lengua. Asimismo, hay otras cuestiones que me desvelan. En un curso del CEPA, dictado por la profesora Valeria Sardi, tuve la oportunidad de acceder a textos reales escritos por los alumnos de mis compañeros docentes. A partir de estos textos, pude comprobar que los chicos escriben con muchos errores de ortografìa y puntuaciòn. Esto se debe, en muchos casos, a que hay una proliferaciòn de alumnos hijos de inmigrantes que en su hogar hablan otras lenguas. La profesora Sardi nos aconsejò que, a la hora de evaluar los trabajos de los estudiantes, tuvièramos en cuenta el acervo cultural de cada uno. Asimismo, la docente nos pidiò que valoràramos cuestiones tales como la capacidad para armar una historia coherente o la creatividad. La pregunta que me hago tiene que ver con los medios con los que contamos los profesores de lengua, para mejorar la escritura de aquellos chicos que tienen al español como segunda lengua. Creo que los docentes deberìamos estar capacitados para afrontar los problemas suscitados por la diversidad escolar.
En lo que concierne a la enseñanza de la literatura, creo que si el docente elige adecuadamente los textos a ser leìdos en clase tiene gran parte del camino allanado. Se trata, tambièn, de tener presente la disponibilidad del material con la que se cuenta en las clases. Pude comprobar que la tarea del profesor se dificulta enormemente cuando los alumnos no pueden conseguir, por sus propios medios, los textos solicitados. Asimismo, creo que la implementaciòn de implementaciòn de talleres literarios, la proyecciòn de pelìculas afines con los textos vistos en clase y los debates serìan herramientas de suma utilidad..