lunes, 28 de noviembre de 2011

Una hojita - Julia García Platini

El primer problema que se me presentó para resolver la consigna de “La ficción” fue la consigna misma. Cuando elegí la carrera y vi la grilla de materias me quedó muy en claro que la formación de la carrera tenía que ver con la producción crítica y con el trabajo sobre la ficción de otros, nunca con la propia.

El segundo problema lo tuve al ver que no solamente había que trabajar con ficción, sino que tenía que entrecruzarla con bibliografía académica. Y de esa mezcla de géneros tan distintos en forma y contenido tenía que salir algo más o menos coherente.

Por un lado, no quería introducir la bibliografía crítica en forma de cita textual ni tampoco quería personajes que hicieran un monólogo de media carilla para explicarlo. Además, tampoco quería limitarme a ponerle un nombre alusivo a los personajes y dejar que con eso se infiriera el resto. Mi idea era, más bien, simplificar esos contenidos y que aparecieran de una forma más sencilla en el texto.

Por otro lado, tampoco quería que el diálogo fuera solamente una reproducción de bibliografía, sino que se adaptara a la escena que tenía que construir. No quería reproducir un discurso sino reconstruirlo en función del género que había que usar, pero la verdad es que pensar en una obra de teatro o un guión donde se hablara acerca de la educación me parecía aburridísimo. Snob, incluso.

Introduje la ficción a la fuerza haciendo hablar a un animal y a un bicho, tratando de romper con esa cosa pedante que me surgía a la hora de meter teoría en la elaboración del texto. Construí la escena de una manera sencilla, con 3 personajes: uno ignorante y dos “enseñantes”, cada uno con ideas acerca de la educación distintas. Uno de ellos, ridiculizado hasta el final, reproducía un discurso anclado en el sentido común; el otro, exaltado pero un poco más coherente, lo refutaba con ideas altusserianas y conceptos de Bourdieu. Como si fuera una discusión entre un comentarista de La Nación y un estudiante universitario.

Creo que lo más dificultoso fue eso, reelaborar esos discursos académicos de manera tal que parecieran dichos por esos personajes de manera natural. Cuando escribo “para la facultad” –monografías, artículos, lo que sea- intento hacerlo de la manera más formal posible, y acá se trató de hacer justamente lo contrario.

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