lunes, 28 de noviembre de 2011

delfina cersósimo-Misión imposible: ¡hacer que los chicos lean! ¿imposible?

Creo que desde el primer momento que supe que me tocaba en el programa dar una novela, consideré que estaba ante un gran problema. Siempre tuve el prejuicio de que los chicos ya no leen. Que es rotundamente imposible hacer que lean UNA NOVELA. Quizás un breve cuento, una poesía (a regañadientes pero la leen) pero…¿una novela? IM – PO – SI - BLE.

Así que mi primera reacción fue de desaliento. Sabía que iba a tener que luchar para que se diera la lectura…casi que me resigné a que sea, por lo menos, de unas páginas.

Poco después, decidí ser un poco más optimista. Por ello, tomé como texto literario a la novela Dr. Jekyll y el Sr. Hyde de Stevenson. Supuse que era una lectura “fácil” y entretenida. A su vez, en un inicio, dije: “chau, yo les armo unas clases teóricas al inicio, que los introduzca en el tema y después, si tengo suerte, alguien algo leerá”

No obstante, luego de hablar con mi profesora de práctico, traté de ver a mi materia de otra forma. Quizás existen recetas ( siempre tiene que haber un bueno cocinero para las mismas, es decir, un buen profesor) para que los chicos se “enganchen” con la lectura.

Por lo tanto, pensé y pensé…¿si yo fuera alumna, cómo me gustaría que me hagan leer?

Lo primero que me vino a la cabeza fue que era necesario que me propongan una lectura activa, productiva…así que lo que pensé inmediatamente es que tenían que leer para producir algo. Así fue como poco a poco fui moldeando la idea de que lean para la creación de una historieta.

Al principio me asustó la idea de producir una historieta por varias razones: por un lado porque yo soy malísima dibujando, ¿cómo iba a llevar a cabo una clase de la cual yo no sé hacer lo que pido? También me vino a la cabeza la idea de que los chicos se iban a distraer mucho, que la clase iba a ser un alboroto permanente.

Entonces, después de estos primeros miedos, dejé que mi vocación docente ganara la situación y fui directo al campo de batalla: la clase.

Ahí, en ese lugar muchas veces tan conflictivo, asustadizo y complicado (tanto para alumnos como para docentes) encontré la respuesta a mis tantas dudas y miedos: los chicos. Realmente, son increíbles, se adaptan tanto y saben tanto lo que quieren como lo que no quieren que creo yo, que eso es lo que nos asusta

Fueron ellos los que se engancharon enseguida, los que me hicieron una espectadora de trabajos increíbles y lo que me sorprendieron y dieron lecturas copadas a la clase. Y no sólo eso, lograron construir unas historietas que me han gustado creo que aún mas que la tan prestigiosa y la tan inigualable novela de Stevenson.

Así que creo yo, que la solución a nuestras clases en las que los chicos duermen, no participan, no hacen la tarea y se llevan las materias, está en nosotros mismos. Y por ahora, la primera (y espero que no última) solución que encontré es en la originalidad y la productividad de la tan clásica y simple HISTORIETA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario