lunes, 28 de noviembre de 2011

lourdes leguizamón- El titiritero


Siempre me gusto escribir ficción pero cuando leí la segunda consigna del parcial pensé que iba a ser más complicado porque tenía que mezclar la teoría en un texto ficcional y me pareció una buena idea plasmarlo en un dialogo utilizando las voces de los autores de los textos, sin embargo, lo que parecía tan fácil se fue complicando, tenía el lugar, la escena, todo…salvo un detalle, que tema iban a tratar los comensales.

Entonces pensé que los “pensadores” de la enseñanza de la lengua y la literatura no podrían tener descanso así que aunque sea una escena informal debían tratar los temas de sus libros, y problematizar sobre por ejemplo la implementación de los talleres de escritura en los colegios, o, sin ser un taller, las múltiples consignas de escritura que se pueden realizar para desarmar o armar un texto. Me pareció que este era un tema palpitante que merecía reflexión y debate entre los docentes e investigadores. ¿Cómo enseñar a partir de una consigna de escritura?, esta era una pregunta que me inquietaba desde que en las clases de trabajos prácticos trabajábamos con diferentes consignas del “Escriturón”. Lo bueno era que además de trabajar nos divertíamos con las consignas disparatadas, y en ese momento pensé que acertado sería darles estas consignas a los chicos para que ellos desarrollen la imaginación y se corran del papel de alumno para jugar al escritor por un rato. Por supuesto la consigna debía estar bien premeditada para que no quedara todo en una simple invención y listo, tendríamos que pensar que saberes se entrecruzan en la consigna o que queremos que los chicos aprendan a través de este trabajo.

En el dialogo cuasi humorístico se trataban estos temas ya que me pareció muy acertada la reflexión que cada autor hacía sobre la práctica de escritura como camino para renovar, desarmar la clásica enseñanza de la lengua y la literatura.

Como experiencia me divirtió mucho escribir este diálogo, me sentí como un titiritero manejando a los personajes a través de los hilos de las líneas que a cada uno le tocaba, colocando sus voces (por supuesto que ellos pensaban lo que escribían en sus textos) y sobre todo, abriendo el debate sobre un tema tan abierto como es el empleo de las consignas de escritura en la enseñanza de la lengua y la literatura como forma de salir del viejo modo de enseñanza de pregunta cuestionario sobre el argumento.

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