La consigna del parcial me llevó a pensar en los modos tradicionales de evaluación, sea en la universidad o en la escuela media, frente a esta actividad tan distinta que me tocaba hacer. ¿Se ponían en juego de la misma manera los principios básicos de la enseñanza? Desde mi experiencia como docente durante las prácticas, pude notar que a diferencia de un examen tradicional, este modo de evaluar o plasmar un conocimiento se da a través del juego: Ya no es copiar preguntas y responder mecánicamente y sin pensar. Hay una propuesta creativa detrás de la evaluación del conocimiento disciplinar. En el aula, los saberes recorrían el curso, se reproducía con la actividad de escritura ficcional el proceso de intercambio con que había iniciado la clase, no sólo se incorporaban saberes, éstos se compartían en las lecturas de los trabajos personales, había un encuentro humano detrás de cada actividad, enriqueciendo la experiencia de aprendizaje.
Desde mi posición de alumna (aunque también desde aquél pequeño lugar que incorporé como docente) observé también que la actividad de escritura de un relato ficcional facilitaba la incorporación del contenido enseñado. En las prácticas por ejemplo, me resultó mucho más fácil explicar un procedimiento como la parodia a partir de las narraciones propias de los chicos. Identificar los saberes conocidos y llegar al concepto después de la puesta en práctica suele facilitar la tarea de incorporar los nuevos contenidos.
También esto tendrá que ver con la intencionalidad detrás de determinada enseñanza. ¿Qué se pretende enseñar cuando se enseña? La intención educativa parece incluso más evidente en este tipo de actividades porque implicó por ejemplo en el caso del parcial, adueñarse de un problema didáctico, analizarlo, observarlo desde varios puntos de vista, tomar una postura frente a él, darle una vuelta o reflexionar acerca de una posible solución. Me pregunto si todas estas cuestiones hubieran surgido de contestar una pregunta de parcial como: “Desarrolle la noción de aprendizaje significativo”.
Finalmente, habría que tener en cuenta que el aprendizaje depende solo en parte del docente, aunque su tarea es propiciar a través de actividades, de la reflexión, de la indagación, un ambiente favorable para que su tarea de enseñar llegue a buen puerto, y es por eso que la motivación y el entusiasmo son importantísimos. Una actividad se volverá más efectiva si favorece el intercambio y la interacción entre los alumnos y de éstos con el profesor. Todo esto nos permite pensar que hay otras formas de enseñar y de poner en práctica los saberes más allá del cuestionario y la descripción de un concepto, y que vale la pena experimentarlos.
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