Todos los alumnos de esta cátedra hemos atravesado una doble experiencia de aprendizaje (al menos, formalmente): hemos transitado por la escuela secundaria y por la universidad. Estas instancias educativas ya tienen pautadas determinadas formas de trabajar, tanto con la escritura como con la lectura de textos, y uno, al estar varios años haciendo lo mismo, se acostumbra a ellas. Es por eso que, cuando alguien nos plantea una nueva manera de abordar los conocimientos adquiridos sobre una materia para que sean evaluados, nuestros parámetros entran en crisis y con ellos, nuestros nervios.
Cuando leí las consignas del parcial, lo primero que pensé es “¿Qué voy a hacer con esto?” Cabe destacar que lo mismo me había ocurrido durante el primer cuatrimestre, cuando tuvimos que escribir nuestro ensayo. Como finalmente pude resolver eso exitosamente, las consignas del parcial las tomé con un poco más de tranquilidad, aunque no pude dejar de notar la dificultad que tenían. Tal dificultad no provenía de los contenidos, ya que debíamos trabajar con bibliografía que habíamos venido comentando durante todo el cuatrimestre, sino de la forma. ¿Cómo hacer para “encajar” esos contenidos en una forma que nunca había practicado? Pero bueno, como debía resolver el parcial, allá fui. Y la verdad es que la experiencia me resultó muy entretenida y productiva, ya que, para poder resolverla, obviamente debía manejar los contenidos de la materia, pero de una manera un poco lúdica, convirtiendo a los personajes en actores (escribí una escena de una obra de teatro) y apropiándome de sus voces para manipularlas según mi conveniencia, respetando lo que en sus textos querían decir, aunque la ficción permitía que a eso pudieran agregarse ideas propias encarnadas en otros personajes de mi invención. Esta manera de trabajar me dio la posibilidad de hacer propias las voces de los autores y jugar con ellas. Resultó que la consigna asustaba un poco por incierta, en relación con los modos en los que estamos acostumbrados a trabajar en nuestra biografía académica, pero su resolución me dio la libertad suficiente como para poder superar esa incertidumbre, aplicando y a la vez experimentando con los conocimientos trabajados durante el cuatrimestre. Realmente disfruté la resolución de esta consigna, lo que no siempre sucede con las formas más pautadas y rígidas que estamos acostumbrados a manejar en otras materias.
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