lunes, 28 de noviembre de 2011

melina alfaro- Dos modelos en lucha


Desde principio de año que dos modelo, dos formas de hacer las cosas, dos Melinas se pelean en mi cabeza. La experiencia escolar se ve extrañada cuando de repente (casi sin siquiera poder decidir) nos acercamos a la práctica docente.

Desde principio de año que realizo diferentes tipos de formaciones docentes para dos formas de practicas la docencia, por un lado, la capación que decidí hacer (viendo que después de tres años de práctica era hora de formalizar mi conocimiento) un curso de capacitación para profesores de español como segunda lengua y extranjera (ELSE). Y por otro lado, las materias que decidí también hacer para tener mi título de Profesor en Lengua y Literatura para nivel medio y superior. En un comienzo decididamente sabía que ambos caminos nunca se acercarían, considerando que por un lado, uno se dedicaba a la enseñanza de segundas lenguas y el otro a disciplinas escolares. Pero de repente comencé a percibir que no sólo se acercaban sino que muchos de sus aspectos coincidían, por ejemplo, nada más y nada menos que la ENSEÑANZA.

Es así que al principio me enojé, me enojé con todos, con la facultad, con mis profesores, con mi colegio secundario, con la educación, conmigo misma. Ya que por un lado reconocía la facilidad de llevar a cabo y materializar determinados concepciones de la enseñanza (no puedo seguir sin decirlo pero mi curso para ELSE no paró de sorprenderme en su practicidad) y por otro lado, veía la hipocresía (ahora puedo llamarlo de otra manera) de declamar teorías y no poder llevarlas a la práctica (las formas que se lleva a cabo la práctica docente en la facultad, por ejemplo).

Tal es así, que seguía ofuscada con todo, hasta que de rrepente algo me ayudó a hacer un click. Comencé a entender, sólo comencé, a ver que era posible funcionalizar esas teorías de la enseñanza en el ámbito de la universidad. Y eso ocurrió cuando comprendí qué lugar ocupaba la estructura del parcial de la Didáctica Especial. ¿Cuándo podría haber tenido posibilidad de pensar en cómo hacer una obra de teatro? ¿En qué momento me habían enseñado a que otra forma de transmitir conocimientos era posible? ¿Quién me iba a avisar que la composición y la escritura académica no sólo tiene un género?

Tal es mi sorpresa, que continúo investigando sobre cómo dejar de reproducir esos formatos que siempre odiamos. Esas maneras que tanto nos alejan de nuestra manera de ver la educación y que no sólo se puede pensar en disciplinas escolares sino también en segundas lenguas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario