Hoy
llegué a casa y le conté a Julio que Ariana, una de las chicas del curso, había
llevado todos los elementos que necesitaba para representar a su personaje: un
traje con camisa y corbata, una peluca y un bigote. “…se cambió en el baño,
caminó por el pasillo y subió las escaleras hasta el aula del segundo piso…”
Enseguida, Julio, quizás asustado por la posibilidad de que una estudiante
vestida como hombre me generara problemas con la directora, me preguntó “¿Y eso
se puede hacer en la escuela?”. Me reí muchísimo y le contesté: “¿y por qué
no?”. No lo juzguemos, ustedes saben que es un muchacho muy abierto y alejado
de prejuicios. Pero, supongo que su experiencia en las distintas escuelas a las
que fue le dice que “eso” no se hace en una institución educativa, porque no
está permitido y punto. Esto me llevó a pensar en la segunda consigna del
parcial de Didáctica Especial. Sí, sobre el que les hablé anteriormente. Aquel
examen me recordó que en algún tiempo lejano existía una chica que quería
estudiar Letras porque, además de leer, adoraba escribir. Y no, no precisamente
monografías y ponencias, sino poesías y cuentos. Esa chica leía sobre
surrealismo y literatura latinoamericana. Llevaba a donde fuera un librito de
Pizarnik y un cuaderno de escritora, porque siempre podían llegar a ser útiles.
Ustedes se preguntarán, entonces, qué carajo tiene que ver una chica de trece
años disfrazada de oficinista con un parcial de Didáctica y con mi “yo antes de
Puan” (claro, en realidad, la historia universal se divide en A.P. y D.P.). Lo
que ocurre es que la consigna de la cual me mofé al principio y dije “qué
boludez” me devolvió ese espacio que la carrera (en el sentido más amplio del
término) me había hecho olvidar. Desempolvé, entonces, mi propia gramática de
la escritura que estaba debajo de los diccionarios de griego y latín y escribí
una obra de teatro. He aquí el dilema (ser o no ser): en Puan no se escribe
ficción, NUNCA. Bueno, quizás algún profesor crea que ciertos parciales
deberían ser considerados “ficción”, pero no es a lo que me refiero. En Puan te
recibís de Licenciado en hacer una carrera y escribir monografías. Los
denominados “prácticos” (generalmente) no son más que teóricos solapados en los
que el conocimiento circula de ese modo tan puaner, tan academicista. Por esto,
ya cursadas todas las materias, la idea de escribir ficción en Puan me parecía
un oximoron. Yo también, como Julio, creía que “eso” no se podía hacer en la
facultad, porque ¡imaginate si te agarran Trinchero o Morgade! Ahora, después
de la peluca y el bigote y las obras de teatro (la mía, la de Arlt y las que
generaron los pibes) soy yo la que me respondo a mí misma “¿y por qué no?”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario