En la consigna de escritura ficcional
yo escribí un cielito gaucho acerca de la escritura ficcional en la escuela y,
particularmente, acerca de las propuestas y postulados del taller Grafein y por
Rodari. Fue un desafío bastante interesante ya que creo que no hay género que
se aleje más de la escritura académica que el cielito, debido principalmente, a
su pretensión por imitar la oralidad de los gauchos iletrados de La Pampa del
siglo XVIII y XIX. Sin embargo, este cielito debía dar cuenta de la lectura,
comprensión y reflexión de los textos escogidos de la bibliografía. ¿Cómo
articular, entonces, dos universos paralelos cuando nosotros estamos,
claramente, situados en uno de ellos?
La clave para mí fue la concesión. Mi
intensión fue plantear lo que me parecía más importante acerca de los textos,
respetar los enunciados fundadores, o los más reflexivos (tratando de no pensar
meramente en ‘ideas principales glosadas’) y a su vez, respetar las
características fundamentales del género cielito, la métrica, el presente de la
enunciación y las abreviaciones, que son propias de la oralidad. No fue un
trabajo sencillo porque en el proceso de escritura de este cielito que no habla
de sus tópicos genéricos (la guerra, el campo, el mate, la amistad, la pobreza
y la injusticia), éste no debía transformarse en una respuesta de parcial que
pasara de la prosa a la rima automática y mecánicamente. Tampoco debía ser, el
cielito, un Frankenstein textual: incluyendo un elemento de acá, un elemento de
allá sin ninguna articulación mediadora. Mi objetivo era escribir un cielito lo
más armónico y orgánico posible respetando ambos universos literarios cuyas
características, pese a parecer incompatibles, debía unificar y amalgamar.
Mirando en retrospectiva, creo que el
producto de esta tensión entre respetar el contenido de los textos y/o respetar
la forma del cielito –“forma y contenido” nos transporta a una época muy
antigua de la crítica literaria, pero sin embargo voy a utilizar esas
categorías porque en esos términos lo pensé en el momento de escribir el
parcial- se presenta priorizando el contenido, es decir, ser fiel a lo que los
autores proponen y reflexionan. Sin embargo, y sin pecar de soberbia, estoy
contenta con el resultado en cuanto a organicidad del cielito. Me parece que,
en definitiva, se puede leer como una unidad completa y no como una sumatoria
de fragmentos. Esa fue uno de mis principales objetivos en cuanto a la consigna
de escritura.
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