Cuando leí las consignas del parcial,
me sorprendió que una de ellas fuera de escritura de ficción y me pareció
rarísima la propuesta de mezclar la teoría didáctica con la ficción. Habíamos
hecho ejercicios de escritura ficcional en el práctico, pero esto era un
parcial, esto iba a ser calificado con una nota... Me molestó un poco - debo
admitirlo - que quisieran evaluar mi escritura literaria como parte de la
evaluación de la materia. La sensación era que el género literario no era
acorde al contexto, como si la escritura académica y la escritura literaria
fueran irreconciliables.
Después de haber realizado las
prácticas y haber pedido a mis alumnos que escribieran ficción, noté la ironía
de la molestia que sentí en ese momento. Creo que, después de años de escribir
parciales y monografías sobre textos literarios, cómodamente situada en la
posición del crítico o del analista de textos, ese llamado a ponerme en la
posición del escritor, posición que siempre conlleva un cierto grado de
exposición, me descolocó. Sin embargo, la idea de pedirles a mis alumnos de la
práctica que escribieran ficción me resultaba de lo más natural.
Ahora pienso que el objetivo de esa
consigna probablemente no fuera "evaluar" nuestra escritura literaria
sino prepararnos para las prácticas (al menos a mí me sirvió para eso).
Corrernos un poco del lugar del alumno universitario para acercarnos al lugar
del alumno de nivel medio. El estudiante universitario de Letras está
acostumbrado a los géneros académicos: es receptor de textos literarios y
académicos pero productor solo de textos académicos (al menos esto parece ser
lo que se espera de él). Esto produce un distanciamiento o una disociación
entre la producción y la recepción de literatura, lo cual es mucho menor en el
nivel medio, ya que el estudiante de nivel medio es receptor y productor de
distintos tipos de textos y se espera de él que sea crítico y escritor a la
vez.
Debido a esta distancia entre el
estudiante universitario y el estudiante de secundario, creo que es muy
importante, en el pasaje de estudiante de Letras a profesor de Lengua y
Literatura, volver a contactarse con el propio paso por el nivel medio. Por eso
considero que la consigna fue muy atinada al ponernos en el lugar de nuestros
alumnos. Y de más está decir que en pocas profesiones la empatía es tan
importante como en la docencia.
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