Estoy convencido de que la escritura
de ficción puede cruzarse con la escritura ensayística, dentro o fuera del
ámbito académico. Uno de mis escritores favoritos, Ricardo Piglia, es la viva
prueba de esto. Su proyecto literario, que puede englobarse por la fórmula “crítica
y ficción” consiste justamente en esto.
Cuando se nos propuso escribir el
parcial por medio de alguno de los géneros “extra-académicos” como son el
cielito, el diálogo teatral o socrático, me pareció divertido. Me dieron ganas
de escribir un parcial que de otro modo a lo mejor me hubiera parecido
aburrido. Lo hice con gusto, entreverando chistes en las respuestas, gozando de
la escritura y sin pensar en la instancia de evaluación o pasándola a un
segundo plano. Me preocupé por algo que en las escritura de los parciales suelo
poner en segundo plano y que no debería ser así: buscar las palabras apropiadas
o ricas, en vez de poner todo en ese gris lenguaje burocrático en el que
escribimos los parciales: “tanto esto como lo otro”; “en la medida que”; “en
relación con”; “establecer”; “plantear” etc…
Así que en definitiva me divertí, me
relajé, me gustó lo que escribí, lo releí, me reí, me copó.
No sé qué decir sobre la instancia de
evaluación salvo que me generó ciertas dudas en cuanto a lo que podía ser la
corrección de ese trabajo. De hecho todavía no conozco la nota del mismo, pero
confío en que estuvo bien. Hay que ver qué parte del mismo evaluaron: si lo que
a mí me gustó o lo específicamente relacionado con los problemas de la
enseñanza (que por cierto también me interesaron: particularmente la
problemática de la enseñanza de la escritura de ficción, que luego recorrería
toda la práctica docente).
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