viernes, 29 de noviembre de 2013

Diálogo platónico - María Lucila Weber




            Una consigna poco común llegó a mis manos: escribir ficción en un parcial. Ante ella, no supe bien qué hacer, cómo manejarme. Tenía que elegir entre varios formatos, como no soy buena con los cielitos, elegí el diálogo platónico. Para ubicarme seleccioné el espacio de sala de profesores, en él siempre suelo escuchar diálogos platónicos frustrados. Debo admitir que durante la consigna me sentí desorientada, no sabía si lo que estaba escribiendo era demasiado relajado o muy académico. En Letras no estamos acostumbrados y somos difíciles de desestructurar. Sin embargo, es un hecho extraño que haya estado tan perdida ya que a mis alumnos suelo darles ficción para escribir y los califico según esa escritura. El taller de escritura que implica, entre otros géneros, los de ficción forma parte íntegra de la sala y de las notas como otro elemento más. Supongo entonces que en el contexto académico universitario no logro ubicar la ficción como un género calificable.
Esta desorientación se notó a la hora de recibir la devolución de los profesores, los comentarios generales denotaban que yo no había aplicado bien la bibliografía en el diálogo, que la situación que había inventado era exagerada y que la terminología específica quedaba esfumada sin posibilidad de especificación. En lugar de un diálogo platónico surgió un injerto sin forma.
Esta resultado por supuesto que no es culpa de la cátedra, que intenta hacer todo lo posible para desadoctrinarnos como profesores, sino que fue una cuestión que yo no pude manejar: la relación posible entre la ficción y el discurso universitario. Si bien realizamos continuamente esa relación, a nosotros nos toca escribir el discurso académico sobre esa ficción. No pude adaptarme a esta vuelta de tuerca, hecho que no es extraño si notamos cuál fue mi problemática al dar las clases previstas.

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