Lo que recuerdo de cuando estuve
haciendo el parcial es que contaba sílabas, porque yo lo hice en forma de
diálogo gauchesco.
En general a la mayoría de los
que estudiamos Letras no nos caen bien de entrada ese tipo de consignas. Como
la del libro entrañable. Al estudiante de letras típico –que en general es un
tanto pedante- de entrada le parecen cosas muy naif esas, muy hippies.
Ridículas. Pero a mí por lo menos me pasó que, después de hacer a un lado esas
consideraciones y sensaciones para hacer el parcial, me di cuenta de que si la
materia se trata de reflexionar acerca de las maneras en que se enseña la
lengua y la literatura, es pertinente que problematice lo acostumbrado en instancias
como el parcial.
En el caso de escribir un parcial
en forma de diálogo gauchesco, me ayudó a seguir pensando en los parciales como
una oportunidad de desarrollar mi creatividad. Yo casi siempre lo pienso así
porque si tengo que repetir más o menos lo que dicen en los teóricos para tener
una nota, me aburro y no me sale nada. Me parece que aprovechar los parciales
domiciliarios (en el caso de los presenciales, los odio) como una oportunidad
para desarrollar una escritura creativa –más allá de las pautas genéricas a las
que haya que ajustarse- depende de cada estudiante, pero también debería ser
pensado así desde los docentes. Trabajar con otros géneros ayuda a salirse de
lo ya conocido, a lograr que la escritura de un parcial sea algo más que
cumplir un requisito cuasi burocrático.
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