Pensé varias cosas simultáneamente cuando vi la
consigna del parcial, pero
principalmente pensé “odio estas consignas disfrazadas con un cuentito que en
realidad buscan comprobar lecturas o saberes académicos”. Me daba la impresión
de que la ficción era una excusa descartable y de que lo que se evaluaba en
realidad eran saberes teóricos. Pero cuando llegó la corrección con comentarios
sobre la manera en que nos habíamos apropiado o no de la retórica particular de
cada género (del cielito, o de la historieta, o del diálogo platónico, etc.),
pensé “OK, son consistentes” porque me di cuenta de que el énfasis estaba en
que hay saberes literarios que se ponen en evidencia en las consignas de
escritura de ficción. Aprendí que la consigna de escritura supone un desafío
retórico que implica poner en juego esos conocimientos literarios específicos.
Hay cierta consistencia en escribir ficción para aprender sobre la ficción.
Pero por otro lado pensé, si consideramos que
cada disciplina y cada situación generan formas particulares de escritura, que
podríamos pensar en términos de géneros discursivos, ¿qué gaucho hablaría de
conceptos de didáctica? No son muy consistentes. Parece haber una cierta
inconsistencia en este intento de desvincular el discurso gauchesco de su tema
y contexto forzándolo a los conceptos de los autores de la bibliografía y
pareciera abrirse una brecha entre “forma” y “contenido”, entre escritura y
disciplina. ¿Cómo “escribir o leer” didáctica sin tener en cuenta la retórica,
la convenciones socioculturales de la disciplina? Si para aprender sobre la
ficción escribimos ficción, para aprender didáctica escribimos didáctica, ¿o
no?
Y me quedé pensando en esta última pregunta,
porque si “aprender a escribir un escrito es desarrollar la práctica social correspondiente”
(Cassany), entonces aprender a escribir didáctica de la literatura sería
desarrollar esa práctica didáctica (más que académica). Y esa práctica
didáctica que propone la cátedra se apoya fuertemente en la resolución de
consignas de escritura de ficción como escenario de la puesta en juego de
saberes literarios. “Son consistentes” pensé entonces, aprendemos didáctica
practicando didáctica, y en esa resolución de consignas de escritura de
ficción, escribimos la práctica didáctica.
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