Ni
bien empecé a leer las primeras líneas me dije entre dientes ¿Qué? ¿Esto es en serio? Me acuerdo que
las miré y remiré, y me quedé un rato divagando en la mente tratando de
congeniar con ellas, me levanté de la silla, caminé unos pasos, y de vuelta
volví a la computadora, y ahí empecé a caer en lo que nos estaban pidiendo. Sí,
era definitivamente un parcial y pretendían, como principal condición, que
pusiéramos nuestro ingenio en marcha.
Eran raras las consignas, nunca vistas en
otras cursadas. En medio de los ¿qué?
y ¿para qué?, me fui dando cuenta que eran originales: había
que imaginarse a uno mismo en un congreso hablando para una multitud… crear un
texto literario....
En
la segunda consigna, yo había elegido resolverla como un guión teatral. A pesar
de que se proponía crear un texto ficticio, no dio mucho lugar a que la ficción
se explayara sino que, en definitiva, se explicaran las diferentes posturas de
los autores. Me parece que con esto, la finalidad del parcial está cumplida. Es
más, me dio la idea de implementarla en los colegios. Para nosotros como
alumnos, estas propuestas nos permiten estudiar las teorías pedagógicas de una
manera más interactiva.
Crear
un texto literario para asimilar las tesis de los autores es menos rutinario y
más inusual fuera de nuestra formación como estudiantes de Letras. Rompe con
los esquemas tradicionales de parcial. Hay que destacar que en esta carrera no
se propone en ninguna materia que escribamos, ni siquiera existen espacios para
que practiquemos otros géneros discursivos que no sean académicos (como las
monografías) y pienso que eso puede significar un estancamiento en nuestro conocimiento
sobre de la escritura.
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