jueves, 28 de noviembre de 2013

ESTO PUEDE LLEGAR A SER DIVERTIDO.Gisela Carrera Fernández




“Esto puede llegar a ser divertido”, fue lo primero que se me ocurrió cuando leí la consigna de la escritura de ficción. Por mi cabeza pasaban imágenes de teóricos debatiendo, algunos completamente ajenos a la bibliografía propuesta, en una confrontación entre pasado clásico y presente posmoderno, mezclado, rico, matizado, en diferentes idioma. Hasta releí El banquete de Platón.
Después pensé “No, es mucha gente hablando, para que me la complico, la consigna dice tres hojas, cuidado con el tono que querés tomar” –mis demonios satíricos me llevan a veces a lugares insospechados y de no grata visita-. “Acá dice cielito, ¿podría ser payada?”. La de la vaca de Le Luthiers quedaba hecha un poroto al lado de lo que yo tenía pensado.
Y después releí la bibliografía.
Y después me quedé pensando cómo meter todo eso –la bibliografía, digo- en semajantes formatos. “¿Y si no se nota que leí?”, decían los miedos, asomando su persecuta cabeza. “¿Y si esto es un engendro?, me temía, cosa completamente justificada, puesto que creo que a esta altura de mi carrera, intoxicada hasta las orejas de escritura académica, todo lo que escriba de ficción reviste el carácter genérico de engendro, y lo que es peor –o mejor, según donde se mire- de un engendro sin pretensiones, cosa que para aspiraciones literarias enn ciernes puede ser fatal.
Pero las aspiraciones literarias eran más modestas: aprobar el parcial. Por lo tanto, reduje el elenco estable que había pensado, los senté alrededor de una mesa, y los puse a conversar. El pensamiento desde el género, en este caso el género teatral, nulo por completo; ni siquiera pasó por mi cabeza la idea de que, en realidad, se estaba escribiendo una obra de teatro. Interesante: lo único que se me ocurrió, en ese sentido, fue respetar la trama de texto dialogal. Lo que está en el papel, lo es todo; lo que se ve en la puesta en escena, no es nada. O por lo menos no existía en mi cabeza. (Debo decir, en mi descargo, que la tragedia latina de Séneca, por ejemplo, no era representada, sino declamada; es un buen antecedente clásico).
Y ahora, a ver, a pensar. ¿Quiero escribir ficción, en algún momento? Antes lo quería, después lo perdí. ¿He estado escribiendo ficción, todo el año? A veces, es el carácter que revisten planificaciones, proyectos, y demás. No sé, puede ser, pero debo reconocer que, pocas veces, en todos mis años de Facultad he dado tantas vueltas para hacer algo. Y, tal vez, eso sea una buena cosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario