Hablamos mucho de diálogo, nos llenamos la boca de panegíricos a todo lo que suponga una “relación dinámica” con la Lengua y la Literatura…pero cuando se trata de ver cómo “bajamos” todo esto en la tarea docente, pedimos a gritos que nos transmitan recetas escritas para aprender del modo más estático (=seguro y sin riesgo) posible. No es este el caso de esta materia. Debemos reconocer aquí que la palabra se asfixia sin el diálogo, y éste hunde sus raíces en la oralidad, viva, maleable, y permeable a todo pensamiento.
Por eso creo que fue muy oportuno sostener durante todo el primer cuatrimestre esta materia sobre el diálogo, que inevitablemente se vio fecundo en las consignas del Parcial, porque la apropiación necesaria de los textos para poder responder a las consignas no podía darse sino de manera personal y viva para poder expresarse a través de una ficción.
Destaco un telón de fondo en esta materia que a mi modo de ver, resulta imprescindible en toda la carrera, y por lo menos al final lo vislumbramos: IMAGINACIÖN! Y esta es siempre una riqueza invalorable.
Porque los que elegimos transitar esta carrera, sabemos bien que el horizonte “siempre se persigue”, pero cuando creemos haberlo alcanzado, seguramente es que nos hemos topado con un muro. A veces sin embargo, éste es más sólido, más “cómodo” para apoyarnos, sin duda, pero nos impide avanzar, y en la vida se trata más bien de esto.
Acostumbrados a pedir y dar “certezas”, la evaluación de la cátedra sobre los modos de apropiación de la bibliografía es sin duda desestabilizante, pero por lo mismo, resulta un desafío atractivo para saber que siempre se puede dar un paso más en el diálogo con nuestros propios saberes, con nuestras propias certidumbres, para encontrar respuestas que nos desconciertan sólo porque tal vez aún no hemos pensado la pregunta…
No hay comentarios:
Publicar un comentario