En Puán, siempre escribimos monografías, trabajos de investigación, pero nunca me propusieron que escribiera ficción, ¿por qué?, ¿acaso la escritura de ficción está representada en un nivel de inferioridad respecto al formato “académico” tradicional? ¿no se aprende o se muestra lo aprendido escribiendo ficción? Como alumna, realizar una escritura de ficción en la que discutan dos autores de la bibliografía teórica fue todo un desafío interesante; necesité no sólo de los saberes disciplinares, sino también de los saberes prácticos de la escritura, apropiarme de los textos de la bibliografía sin perder de vista mi propia reflexión acerca de las posiciones que decidí iba a enfrentar; pero por sobre todo, movilizar mi creatividad en la lectura y la escritura, “adormecida” por años de hacer monografías. Colocada en situación de aprendizaje, a medida que leía cada texto y la información contenida, volvía sobre él, en un proceso en el que, reflexión mediante, le iba dando sentidos diversos y elaborando conocimientos, comparando teorías; me iba apropiando del texto y lo seguía releyendo; pero a su vez, iba transformando creativamente la lectura académica en ficcional. Parecía que cada autor cobrara existencia real en una dinámica de un ir y venir, en el que también la escritura se empezaba a esbozar; estaba construyendo mi realidad, transformando mi biblioteca personal, integrando esos conocimientos a mi formación personal en una acción que se expresaba en la experiencia de escribir que exigía la corrección, la reescritura, la relectura de la propia escritura y la del otro, experiencia que podía ser aplicada en la práctica docente futura.
Pienso en un lector y/o escritor más creativo, que cuestione, problematice, que no sea un mero reproductor de saberes; en la creatividad y la escritura, de las que hay que saber más, para descubrir problemas, desnaturalizar representaciones, efectuar una reflexión crítica en lugares en los que los demás tal vez encuentren solamente un discurrir de ideas y de teorías sin problematizarlas. Pensar críticamente en ciertas teorías y categorías, compararlas, expresarlas por escrito, argumentar, aplicar una mirada detallista, ponerme en el lugar del otro en situaciones de debate, aplicar la creatividad implicó un trabajo de elaboración que excluyó la simple reproducción de los contenidos bibliográficos, fueron algunas de las estrategias utilizadas para apropiarme de los textos, para hacerlos jugar en una tensión a veces exagerada, como nos permitimos con la ficción.
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