Seis, siete, ocho, nueve años de carrera nos acostumbran a nosotros los alumnos que el texto se lee, se subraya, supongamos, se lo hace ficha, se lo integra en una monografía, se lo estudia y se lo repite en la instancia de parcial o final. Es lo que hacemos con la bibliografía, la leemos. Nunca se trabaja sobre el artículo, nunca se lo desgrana. Funciona así, como bloque, sin intervención. Por supuesto al bloque se le puede enfrentar otro bloque, pero sin ir demasiado lejos.
Frente a esto, fue interesante entonces la propuesta desde la Cátedra de Didáctica Especial de la Enseñanza de Lengua y Literatura. Crear un texto de ficción usando como herramientas básicas los textos, obligó a ponerlos en funcionamiento, en circulación. Incluso poder crear a partir de esa lectura crítica.
Esto me resultó importante. De qué modo un registro, académico, autorizado, puede unirse a otros discursos del mismo registro y transformase en otro tipo de texto. Qué aspectos del texto permiten y sostienen que uno transforme ese artículo en una ficción, por ejemplo, cuáles son los contenidos, el saber que se puso en circulación y simplemente halló otra forma. De algún modo, ese recorrido me hizo recordar al de la transposición didáctica.
Si de un saber sabio habría un mecanismo de adaptación que lo transforma en un saber enseñado, el hecho de producir un nuevo discurso, en este caso ficcional, a partir de artículos de la bibliografía implica también una adaptación, una transposición similar en algún punto por el simple hecho de que se genera un nuevo discurso sujeto a sus propias normas a partir de otro tipo de discurso, en ambos casos, académico, o sabio. Ahora entre ambos ya no es posible ver el recorrido que se hizo, ahora media una distancia. Son discursos, géneros, incluso, diferentes.
En este sentido, y pensándolo como me surge pensarlo, vuelvo a encontrarme con lo que me anduvo persiguiendo la cursada, esa sintonía entre lo que se está enseñando y el cómo. Más allá de que la bibliografía pueda haber resultado más o menos interesante la posibilidad de intervenir sobre ella y transformarla permite un manejo sobre el saber que está ahí contenido y la seguridad en que no hubo ingenuidad a la hora de plantear la consigna.
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