Dicen que una imagen vale más que mil
palabras, esto fue lo primero que pensé cuando me senté y vi las consignas del
parcial de Didáctica especial, prácticas de la enseñanza. Esto rompió desde la
base con todo el bagaje que traía conmigo de las instituciones académicas en
las que me forme. Inmediatamente busque historietas cómicas y las cruce con
imágenes de próceres. Recuerdo haber visto las siguientes imágenes: una
pantalla de televisión donde se podía en el foco a una maestra parada y detrás
de ella un pizarrón, luego una historieta en donde el dialogo entre dos
personajes tenia faltas de ortografías, una tercer imagen en donde se ve a una
docente señalando de manera violeta a un alumno para que éste escribiera en el
pizarrón y una imagen de Sarmiento (de ésta última me llamo la atención, lo estático
de la imagen). En base a esto me puse a pensar cómo estas imágenes jugaban
entre sí, y pensé de manera inmediata cómo se formaba la visión que se tiene
sobre los docentes, la docencia y la escuela en general, desde la televisión en
donde todo se ve, haciendo foco en el profesor, hasta la estaticidad de la
institución en la figura de Sarmiento.
Quizás, por estar mal acostumbrados
(haciendo un mea culpa), solemos responder aquello que nos preguntan y estar
preocupados sobre que nos pueden llegar a tomar. Frente a esto, pude
comprender, una vez hechas las prácticas, que primero hay que romper con lo
supuesto para poder generar reflexión; es decir, uno espera que en una
instancia de examen tomen bibliografía y no que escribas una ficción. Esta
instancia reflexión, luego trae consigo un aprendizaje fuerte y una visión
clara que puede ser sustentada con bibliografía o, mejor dicho, en donde la
bibliografía es complementaria al saber.